Una experta en enfermedades infecciosas habla sobre cómo su trabajo se ha vuelto mucho más difícil

La doctora de Emory, Paulina Rebolledo, quien también ejerce en el Hospital Grady Memorial, habla sobre las vacunas, la salud mental y las barreras de acceso a la atención médica para los latinos en tiempos difíciles.

Dr. Paulina Rebolledo at a vaccination site. Photo credit: Paulina Rebolledo.

La Dra. Paulina Rebolledo recuerda haber ido de puerta en puerta en zonas rurales de México, cuando era niña, convenciendo a las familias de vacunar a sus hijos. “Siempre me atrajo mucho, al crecer, por los componentes sociales que están involucrados en la medicina”, le dijo a 285 South. En la preparatoria, también fue voluntaria en una organización local que brindaba atención a personas que vivían con VIH en México.

Hoy en día, Paulina comienza cada mañana en la Clínica Emory Hope en North Decatur, sumergida en la investigación médica, revisando los protocolos de ensayos clínicos –documentos que contienen todos los detalles y actividades relacionadas con un estudio, como el número de participantes necesarios para entender si una vacuna es segura. Especialista en enfermedades infecciosas en la Universidad de Emory, ha hecho de todo: desde estudiar el rotavirus en bebés en Bolivia hasta mejorar la atención médica para comunidades hispanas en Georgia. Por la tarde, Paulina se traslada al Centro Ponce de León del Hospital Grady Memorial, donde atiende a pacientes con VIH.

En los primeros días de la pandemia, desempeñó un papel especialmente crucial: trabajar para que la información sobre las vacunas estuviera disponible en español. Ahora, su labor enfrenta un nuevo nivel de dificultad: las comunidades en las que trabaja Paulina están enfrentando una dura represión migratoria, y ella también lidia con recortes federales a importantes investigaciones médicas. 285 South habló con Paulina Rebolledo sobre lo que significa hacer su trabajo en este momento, y sobre cómo sus pacientes pueden, o no, acceder a la atención que necesitan.

La entrevista fue editada por motivos de brevedad y claridad.

¿Puede contarme sobre su trabajo con las comunidades hispanas inmigrantes en Atlanta?

Mi trabajo realmente se consolidó durante la pandemia de Covid-19. En esos primeros días de la pandemia, como recordará, no había mucha información. Incluso cuando empezamos a aprender más sobre la enfermedad y cómo afectaba a las personas, realmente no había información en español. Yo, de cierta manera, serví de enlace para ayudar, a través de las redes sociales y diferentes plataformas, con el Latino Community Fund y otras organizaciones, a tratar de difundir información a la comunidad latina. Organizamos sitios para hacer pruebas y vacunaciones. Fuimos a iglesias, centros comerciales, complejos de apartamentos en Buford Highway, y visitamos el sur de Georgia para ofrecer vacunas y responder a cualquier pregunta que tuviera la población migrante.

También atiendo a todo tipo de pacientes en el Hospital Grady Memorial. Tenemos pacientes hispanohablantes que vienen a nuestro hospital, así como a nuestra Clínica Ponce de León. Así que esas conexiones, y simplemente ver el impacto que estaba teniendo el Covid en la comunidad latina, me hicieron involucrarme cada vez más con la comunidad fuera de la medicina clínica.

¿Cuáles son las principales preocupaciones que observa en la comunidad hispana en este momento?

Hay muchas preguntas relacionadas con la prevención de la diabetes y la presión arterial alta, especialmente porque hemos visto un aumento en la tasa de obesidad en general en los niños, pero específicamente entre los latinos. La necesidad de servicios de salud mental es otra preocupación. Hay preguntas sobre cómo enfrentamos los factores de estrés de la vida diaria y cómo eso impacta en el sueño de nuestros hijos o en la forma en que se alimentan. Ese tema realmente surge sin importar de qué estemos hablando, y siento que existe una gran necesidad de abordarlo. 

¿Esa es una necesidad nueva que está observando en la comunidad, o siempre ha existido?

No sé si necesariamente sea nueva. Tal vez ahora es más evidente. Parece que ha sido agravada tanto por la pandemia y el aislamiento, como por todos los desafíos que están ocurriendo actualmente en términos de inmigración. Es como si algo hubiera encendido el fuego. Tal vez la parte de la salud mental siempre estuvo allí, pero ahora parece haberse vuelto mucho más notoria.

¿Qué les sugiere cuando le dicen que tienen problemas con su salud mental?

Trato de enfatizar la importancia del apoyo social, y de decirles que busquen cosas en su vida cotidiana que les traigan alegría, como estar con la familia, bailar o cantar. Trato de recordarles a los pacientes que, aunque hay muchas cosas que no se pueden controlar, sí hay algunas que uno sí puede controlar, y que se puede intentar sentirse realizado lo más posible con esos momentos que generan alegría.

Dr. Paulina Rebolledo, left, volunteering at a Latino Community Fund healthcare event. Photo credit: Courtesy of Paulina Rebolledo.

¿Cuáles son algunos de los obstáculos que enfrentan las familias hispanas para acceder a las vacunas?

El acceso a la atención médica es uno de los principales, junto con los retos de tener que compaginar varios trabajos, la distancia que deben recorrer para llegar al médico, no poder tomarse tiempo libre en el trabajo y el transporte. También hay mucha preocupación porque ya no existen espacios seguros. No digo que esto aplique absolutamente a todos los latinos, pero creo que muchos latinos son de estatus migratorio mixto o, en general, no saben cuál será el costo de buscar atención médica. Así que pienso que hay muchas incertidumbres y mucho miedo en la comunidad en general que hace más difícil que las personas se sientan cómodas o sepan adónde acudir.

¿Cómo impacta eso en su trabajo como médica y en el de sus colegas?

Cuando empiezas a ver todas esas barreras, te preocupa qué pasa si la gente no puede venir a recoger sus medicamentos, lo que eso significa para ellos como individuos, pero también desde la perspectiva de la salud pública. Lo mismo ocurre con las vacunas. Me importa el paciente, pero también me importa el público en general. Si un paciente que no se vacuna empieza a convertirse en 10 o en 100 pacientes, entonces obviamente el efecto que eso tendrá en la comunidad en su conjunto es muy preocupante.

¿Se ha vuelto más difícil hacer su investigación con los recortes federales de financiamiento?

Hemos tenido varias subvenciones que fueron recortadas inicialmente, y luego algunas se restablecieron tras ciertas demandas federales. Sin duda, se ha vuelto más complicado buscar financiamiento adicional debido a todos los recortes en los NIH, y nuevamente, porque el área de las vacunas está un poco bajo ataque. Algunas tenían que ver con el síndrome post-agudo de Covid —lo que llamamos long Covid— y otras con VIH. De una forma u otra, definitivamente hemos tenido un gran impacto en nuestro financiamiento en lo relacionado con enfermedades infecciosas en general.

También le interesa aumentar la representación de hispanos en los ensayos clínicos. ¿Por qué es importante?

Muchas de las vacunas que estudiamos no afectan solo a una población; nos afectan a todos. Cuando alguien puede decir: “Ah, participé en una investigación clínica, y sé de qué se trata”, o cuando alguien tiene conocimiento al respecto, entonces, cuando llegue el momento de que salga una nueva vacuna, la gente entiende. Eso simplemente genera más confianza, en lugar de esa caja negra donde las personas piensan que los estudios de vacunas son como experimentar en la gente y todo ese recelo.

Siento que abrir las puertas y dar la bienvenida a la gente al mundo de la investigación clínica lo hace más transparente, y les permite comprender que cada vacuna y cada medicamento que tenemos han pasado por algún tipo de proceso. Con solo hacerlos participar, se abre su mente y se abre la puerta para que entiendan por qué esto es importante y cómo es el proceso para lograr la aprobación de todos estos productos.

Usted eligió una carrera en la ciencia, un camino que es poco común entre los latinos en EE.UU. ¿Por qué anima a otros jóvenes hispanos/latinos a hacer lo mismo?

Por la composición de la población en EE.UU., y de la misma manera en que hablamos de los ensayos clínicos, es importante tener representación en todos los diferentes campos de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), y en particular en el área de la salud, donde las personas cuidan a otras, para que cuando alguien llegue al hospital pueda ver a alguien que se parezca a ellos o que comparta su cultura.

Eso no significa que la atención vaya a ser necesariamente diferente, porque al final, creo que la mayoría de las personas en el campo de la salud están allí, en su mayor parte, por las razones correctas. Pero ciertamente ayuda en esa relación de confianza.

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Author

Gabriela Henriquez Stoikow is a bilingual journalist based in Atlanta, Georgia. She won the Atlanta Press Club’s Rising Star Award in 2025.